Este informe es el primero de una serie de dos partes que analiza los esfuerzos de sostenibilidad en el transporte aéreo. También aborda alternativas y lo que podrían significar para los programas de viajes y los viajeros de negocios. Conozca las principales conclusiones.
Las aerolíneas saben que no pueden esperar por los combustibles sostenibles
Los combustibles sostenibles de aviación (SAF), renovables o fabricados a partir de residuos que cumplen ciertos criterios de sostenibilidad, surgieron hace unos años como una posible solución para reducir la huella de carbono del transporte aéreo. El éxito real de los SAF es discutible. Representaron menos del 0,1 % del consumo total de combustible de aviación en 2020. Muchas aerolíneas han realizado inversiones, y actualmente se permite a los aviones volar con hasta un 50 % de SAF mezclado, pero es probable que la producción sea muy inferior a las necesidades futuras de combustible. El precio también es un problema. Los SAF pueden costar entre dos y ocho veces más que el combustible para aviones a base de petróleo crudo. Las compañías aéreas se han comprometido a aumentar el uso de SAF, pero aún queda mucho para su plena adopción.
También se producen cambios operativos. Las aerolíneas se apoyan en estrategias como descensos eficientes, rodajes con un solo motor, alertas meteorológicas anticipadas, lavado de motores y renovación de flotas.
«Los viajes de negocios sostenibles van de la mano de la aviación sostenible. Sin embargo, hacer frente a las emisiones de carbono generadas por la aviación, sobre todo teniendo en cuenta las previsiones de crecimiento del sector, sigue siendo uno de los mayores retos en la búsqueda de la del cero neto de emisiones», afirma Olivia Ruggles-Brise, vice president of Sustainability de BCD. «Mientras tanto, cada viajero de negocios puede desempeñar un papel en la sostenibilidad futura de la aviación. Todos podemos evaluar de forma crítica la necesidad de cada vuelo, y buscar opciones sostenibles como volar en aviones nuevos, seleccionar rutas directas o viajar en clase económica».
BCD fue la primera compañía de gestión de viajes que firmó un acuerdo SAF con Delta Air Lines para reducir las emisiones en los viajes de los empleados de BCD. Los clientes de BCD contemplan el uso de los SAF como parte de su propio programa de viajes de negocios, y un número pequeño pero creciente de empresas se comprometió a usarlos.
¡Todos a bordo! El ferrocarril como alternativa
El ferrocarril es una alternativa sostenible al avión. Sus ventajas ecológicas son claras: un pasajero de Eurostar que viaje de Londres a París consumirá un 93 % menos de CO2 que en avión. Para viajes más cortos, el ferrocarril suele ser la mejor opción. Diversos mercados grandes tienen ya ferrocarriles eléctricos de alta velocidad, que ofrecen una forma más ecológica y, a veces, más rápida de viajar entre centros urbanos, en comparación con el avión. Las aerolíneas han tomado nota y algunas ya conectan a los pasajeros con servicios ferroviarios para el tramo final de su viaje. Sin embargo, los gestores de viajes aún no lo han adoptado plenamente.
Descargue el informe para obtener más información. El segundo informe de BCD sobre el futuro del transporte aéreo se publicará más adelante durante este año.
El futuro del transporte aéreo: es necesario el equilibrio
Mike Eggleton, Director for Research and Intelligence de BCD Travel, habla sobre el futuro del transporte aéreo. Destaca la necesidad de equilibrar la sostenibilidad medioambiental y financiera, y examina de cerca alternativas como combustibles sostenibles de aviación, nuevas fuentes de energía sostenible y viajes en tren.
